¿Votaciones en asambleas? Cuidado con las herramientas improvisadas

La tecnología ha transformado la forma en que se desarrollan las asambleas de propiedad horizontal, permitiéndonos superar barreras de tiempo, espacio y aforo. Sin embargo, no toda herramienta digital es adecuada para estos espacios. En los últimos años hemos visto con preocupación cómo algunas copropiedades intentan resolver sus procesos de votación utilizando plataformas no diseñadas para este fin, lo que abre la puerta a errores, impugnaciones e incluso sabotajes.

Entre las más usadas —y más riesgosas— están WhatsApp, Google Forms y “plataformas de votación” que utilizan un código QR genérico para todos los asistentes. A continuación explicamos por qué ninguna de estas opciones cumple con los requisitos mínimos de seguridad, control y legalidad que exige una asamblea formal.

  • WhatsApp: Aunque es una herramienta eficaz para la comunicación informal, no fue creado para procesos de votación. No hay garantía de un voto por unidad privada y es imposible cuantificar el quórum por coeficiente.

  • Google Forms: práctico, pero profundamente inseguro, no ofrece ninguna garantía frente a los requisitos legales de una votación en asamblea. Los enlaces son fácilmente reenviables, no hay autenticación individual y no considera el coeficiente de propiedad.

  • Plataformas con código QR genérico: el riesgo de los accesos compartidos. Algunas soluciones más “tecnológicas” utilizan un único código QR para todos los asistentes. Aunque parezcan modernas, son profundamente vulnerables: El QR puede ser fotografiado y reenviado.

¿Dónde están los riesgos?

  1. Falta de control sobre la presencia real de los votantes: Una asamblea legalmente válida exige que quienes votan estén presentes (física o virtualmente, con verificación). Cuando el acceso se da mediante enlaces o códigos genéricos, es imposible saber si la persona que vota está realmente en la asamblea o si recibió el enlace desde su casa o incluso desde otra ciudad.
  2. Voto múltiple por unidad privada: En plataformas no especializadas, no hay garantía de que solo una persona por unidad privada ejerza su derecho a voto. Esto puede generar duplicidad, inconsistencias y, por tanto, riesgos legales si alguna decisión es impugnada.
  3. Compartición de accesos sin control: Herramientas que permiten el reenvío de links, fotos de códigos QR o credenciales genéricas facilitan que personas no autorizadas participen en la votación. Basta con que un asistente tome una foto y la envíe por mensaje a alguien fuera de la reunión para que el proceso quede comprometido.

¿Qué debe ofrecer una plataforma verdaderamente adecuada?

Una plataforma segura para asambleas debe:

  • Validar en tiempo real la presencia del votante, ya sea mediante un registro físico o acceso controlado desde un dispositivo autorizado.
  • Generar un enlace único e intransferible para cada unidad privada, vinculado a un solo dispositivo o sesión.
  • Tabular automáticamente el quórum y los votos —según coeficiente—, mostrando resultados en tiempo real.
  • Evitar accesos duplicados o compartidos, bloqueando cualquier intento de suplantación o participación de terceros no presentes.

Conclusión

Adoptar una plataforma adecuada no es simplemente una cuestión de modernidad: es una obligación si queremos garantizar procesos transparentes, seguros y ajustados a la ley.

Improvisar con herramientas que no fueron diseñadas para asambleas puede parecer una solución rápida, pero es un error costoso. No solo se pone en riesgo la validez jurídica de las decisiones tomadas, sino la confianza de los propietarios en su administración.

La responsabilidad de modernizar nuestras asambleas no está solo en digitalizar, sino en hacerlo bien. Y eso implica utilizar plataformas seguras, auditables y adaptadas a la realidad legal de la propiedad horizontal.